Como en el mar,
el cielo a veces muestra un fondo confuso
y una rota marea
que deja vencidos amaneceres y mañanas que te invitan a cerrar los ojos.
El sordo oleaje toma el pincel
y traza laberintos, predominios de grises espumas que desdeñan
el lento latido del tiempo.
Tu corazón, como el mío, levanta su estrella solitaria
y tu razón junto a la mía, asiste invicta ante el accidente.
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