jueves, 30 de mayo de 2013



                                                                Senda de relevos.                                          

Antes que nosotros formáramos parte de una ausencia interrumpida
estaban la luz y las cimas del horizonte
y en los espejos se asomaban incrédulos
los que imaginaron un futuro sin ellos.

Ellos,
los que aplaudieron el paso de sus años
sin olvidar que traspasados sus últimos momentos
todo acabaría en nuestras manos.

Manos en la hondura de un tiempo que resuelve sus preguntas
haciendo que sean nuestros labios
los que hoy las repitan sin cansancio.

Los mismos que ascendieron y en la pira solemne del ocaso
vieron la tarde hermosa de la muerte.

Los mismos que ofrecieron su talento o su infortunio
con la ingenua fragancia de un éxito insignificante.

Los que coronaron sin aliento, los victoriosos, los que nunca llegaron a sus metas:
nosotros mismos
que inundados aún por la sabiduría de los que nos precedieron
sin saber siquiera sus nombres,
ni la razón que les impulsaron a obedecer sus delirios o sus certezas,
confiamos de nuevo
en unas mismas y portentosas fuerzas
que al fin y al cabo
nos conducen a sus mismos destinos.

viernes, 24 de mayo de 2013





                                                           Como palabras, las aves...

Dignidad, servidumbre, compromiso, rectitud, entrega, integridad, conformismo, actitud, ignorancia, paciencia, osadía, plenitud...
Todas ellas están en el tambor del alma. Todas ellas resuenan a veces en la trilla de tu pensamiento.
Las oyes pasar, establecer su dominio, crecer como la mala hierba o la mejor cosecha.
Podría añadir un centenar de ellas, un millar si me apuras. Pero ninguna valdrá nada si convencidamente no las articulas.
Saldrán en desbandada o arriesgarán su vida, su valor, su significado. Y sin embargo, habrá circunstancias en que tendrán el sabor del vacío, de la inutilidad.
Aquellas palabras , o estas otras que se apoderan de tu mente son el sonido de un río en que tu corazón navega. Río en cuyo caudal beben el odio y la melancolía, el buitre y la alondra, donde la silueta irreconocible de un pez huidizo traza su sinuoso plan de fuga.
Si las pones aisladas sobre la mesa serán como las migas de pan que las hormigas voltean.
Si las escondes bajo tu almohada, pellizcarán tus oídos e impedirán tus sueños.
Algunas tienen la virtud del insecto y desplegando sus elitros se alzaran heroicas sobre la sordidez del silencio. Mas abundan las que componen su sonido con el firme propósito de hacer huir toda esperanza. Incluso llegarás a creer que a menudo ni siquiera eres tu quien las mantiene ordenadas.
Hay un eterno giro que las entretiene en un afán fugitivo o una sumisión reprochable. Que las exalta o las reprime, quién sabe el por qué inexplicable de sus destinos.
Tan solo sabemos que están en la bolsa y yo mismo las recuento y las palpo y noto la frialdad de sus hocicos o la calidez de sus manos. Las siento respirar, silenciosas encomendadas al tiempo de una espera, siempre en la víspera de un dolor o de una alegría.
Las más enternecidas palabras tal vez fueran en un instante consigna de sangre para la guerra y las que parecen perdidas en rencores y afrentas quizá esperen la hora de unas dulces disculpas.
Demonios, arcángeles, semidioses, mártires, sátrapas, adoratrices, crédulos, espantos, nieblas, atardeceres, caricias... En el fondo son soldados aguardando el minuto de la arenga y saltar de sus trincheras para transformar el amor en lucha o la pugna en paz.

miércoles, 22 de mayo de 2013


                                                                 Calle Madre de Dios.

Dos toques seguidos de campana y un tercero con un leve retardo ordena subir el Trono.
El Tambor de cola interrumpe distracciones, el contemplar detenido de la escena.
Se lamenta el quitacimbre y nos sobrecoge el repentino impulso de los hombros.
Son los primeros sones de Solea dame la mano los que en la etérea servidumbre del incienso y el áspero abrazo de los varales se van abriendo paso en todos los sentidos, en todos los que trabajan al unísono con disciplinada entrega.


                                                          Orillas del Hipotálamo.


Duermo deprisa, sin sustancia,
como en un vacío donde nada tiene un lugar preciso.
Duermo sin necesidad de dormir.
 Como deben dormir los reptiles en el corazón del invierno,
sin sabores en el dorso de la lengua, ni pulso en el confín de mis dedos.
Como madera talada tras la devastación del hacha,
 hacia algo que sucede sin memoria, sin registros.
 Como lo haría un pez abisal en la impenetrable profundidad de su océano.

martes, 21 de mayo de 2013


                                                         Como en el mar,


el cielo a veces muestra  un fondo confuso
y una rota marea
que deja vencidos amaneceres y mañanas que te invitan a cerrar los ojos.

El sordo oleaje toma el pincel
y traza laberintos, predominios de grises espumas que desdeñan
el lento latido del tiempo.

Tu corazón, como el mío, levanta su estrella solitaria
y tu razón junto a la mía, asiste invicta ante el accidente.




viernes, 17 de mayo de 2013



                                                               Callejones del Perchel.


Pasados unos años desde aquella última vez en que la Cofradía pasó por estas calles, la apatía de los vecinos y la indiferencia municipal hizo que el deterioro y el abandono se aplicaran sobre las casas y el entorno urbano, consecuencia de lo cual una sensación de decrepitud irreversible se adueñó de todo y de todos.
Aquel cambio en el itinerario valió para muchos como indicio de que en cierta manera se abría un periodo de marginalidad de impredecibles consecuencias, ya que puesto a espaldas del resto de la ciudad, el barrio fue lentamente disolviendo su pasado en un olvido sin remisión posible. La historia demostró con su terca sabiduría que aquellos que todavía conservaban los retazos honrosos de su malograda historia fueron rápidamente sustituidos por un aluvión de amorfa sensibilidad y costumbres desajustadas. Cabe suponer que fruto de aquella diáspora - y a pesar del tiempo transcurrido -, habrá supervivientes que mantengan  en sus corazones aún con vida los momentos de gloria y dignidad del barrio y sus gentes.
Por de pronto ya no volverían los Jueves Santos a hacer florecer balcones y ventanas y a iluminar el rostro de niños y ancianos ante la proximidad de ese día en que todo parecía recobrar una identidad propia y que serviría para el resto del año como acicate para sentirse bien consigo mismo, justo hasta el día en que empezaran un año más a montar el tinglado a la vera de la Iglesia y volviera a las tiendas y negocios el cartel que anunciara la Salida Penitencial inmediata.
Hoy, ya caducas y abatidas esas efemérides, la sucesión de años sin la renovación de esa sustancia participada fue causa añadida para la invocación de miserias y decepciones particulares y colectivas.
Sin embargo, la anciana que todavía mantiene florida su maceta de geranios, la que a pesar de los vientos contrarios que sacuden la precaria realidad de sus alrededores, al oír los desterrados sonidos del Jueves Santo a eso a de las siete de la tarde en la lejanía inaccesible de la plaza nueva, acudirá a duras penas a apoyarse en la deslucida baranda de su balcón, con la esperanza de que este año sí, este año podrá tocar con la punta de sus dedos el palio de la Dolorosa, su vecina de toda la vida, la que conoce cada rincón de su alma y las desdichas y alegrías - las menos - que la habitan.

lunes, 13 de mayo de 2013

                                             
                                                               Nocturno.

Sé que el mar guarda anclas y  remotos pecios
donde aún brama la tempestad del último momento.

Y cuando alzo la vista al cielo invicto
sé que algunas de las rutilantes luminarias ya no existen
y en su lejana mortandad
es posible sentir el rodar de su póstumo destello con el frío duelo del universo
tan incansablemente callado.

Ando sobre la tierra
y es la misma tierra el humus de tantas consumadas extinciones
en una altiva lealtad de seres ignorados y desfallecidos alientos.

¡ Pero todo resulta tan nuevo
tan vigoroso,
tan recientemente bruñido que me impongo como reproche no medir en distancias
lo que siempre tengo a mi lado !.

Amor,
yo repongo cada noche una lágrima en el vaso de tu frente
para luego beberla despacio
ya con la tibieza de tu cuerpo
y siempre con el sabor de tu silencio.





sábado, 11 de mayo de 2013





El tiempo a veces te apresa,

te retiene como un niño al pez entre sus manos.
Jugando siente que el palpitante brillo de sus ojos le mira sin entender nada
y poco a poco comprende que una debilidad creciente le va deteniendo el corazón.
Así la cornisa donde la alondra fábrica su nido
y el arroyo donde un croar festivo te adormece
son formas que mañana habrán mudado su sentido.
El hombre busca bajo las piedras el hallazgo definitivo. Y se equivoca.
Se inventa un futuro adolescente. Y se extravía.
Y al defender su castillo se levanta con arena un pasado azul donde nada hacia daño.
Y se confunde.
De continuo hay un tubo de ensayo con una receta fallida. Y otro intento. Y parece una burla
que sigamos con domesticado afán
ir encontrando culpas y reproches por algún error mundano.
Y me sorprendo.
Porque hay emociones que adolecen de un fin auténtico.
Y sentimientos de lata que exploran un vacío que nunca contuvo nada.
Pero la vida sigue ilusa con sus ojos transparentes en un mundo de arañazos y de jirones
y de regresos.
Su belleza esta traspasada por una espada de fuego y en su frente brilla la fatiga del sol.
Cuando en la noche tientes a tu lado un torrente de esperanza, atrapalo.
Cuando en la madrugada un sueño describa un terror horrible, déjalo huir.
Nada produce más desencanto que la ilusión malgastada, porque la diosa fortuna te premia al nacer
con una medida moneda.
¿ Qué habrás comprado
cuando un día te repongas  del desaliento
e intentes proseguir tu camino?.
Si fuera sencillo hilar coherencias, divagar sin margen de error, transitar sin que la rutina
forje tu itinerario,
no habrían amanecido mentes febriles donde toda esta inquietud no fuera el cemento de la experiencia.
La única verdad revelada no se encierra en la literatura ni se envasa en la música.
Son posteriores a la vía iluminada
que a estas horas de la tarde habrá dejado de agitarse entre los dedos del niño
si este al final
no supo dar fiel lectura a la solicitud de la vida y tuvo la piedad de devolverla a la fuente.


viernes, 10 de mayo de 2013

                                                       Otro comentario sobre el cielo.

No logro descubrir que asuntos reservas para mañana, porque habrá un mañana y tu seguirás en el columpio, dejando para otro momento la quietud del universo.
Por mucho que persevero, que extiendo mi brazo y te reclamo, tu vas y vienes con una sonrisa abierta a toda suspicacia. Y me entretengo en la calma que infunde un movimiento que oscila entre lo lejano y lo que se entrega.
A veces hay un instante breve en que puedo hacer desprender de tu silencio un principio que me nombra. Pero todo es tan extraño que irrumpo en mi pensamiento derrocando toda tentativa y me denuedo por seguir atento a todo cuanto me sugieres.
No logro descubrir mejor pasatiempos que observar tu presencia mientras parece que me ignoras, que no corriges tanta inclemencia que se procura un lugar entre mis brazos.
Y yo te persigo en la distancia sin mas solicitud que ser consciente de mis actos, aunque tu no corrobores esta horrenda forma de vacío que va y viene dentro de mi corazón, porque tu sigues a lo tuyo, sin dotar de importancia todo aquello que me regalas.
Yo he amado la semilla que aún no ha crecido, el brote que se inicia bajo tus estrellas, la sombra que por fin me ofrecen los árboles. ¿ Acaso puedo pronunciar algún reproche, emborronar la pizarra de mis sueños con un delirio de torpezas, descalabros y perjuicios cuando miro el caer de las horas y el filo de los minutos arañar mi paciencia y no hallo culpa alguna que en ti amanezca?.
Todo progresa sin embargo en armonía. Y al silencio regreso sin heridas.

viernes, 3 de mayo de 2013

                                                             Deshaciendo margaritas.

La brisa abre y cierra sus ojos. Me mira desde el umbral de la tarde.
Mañana, ¿ acaso aplazo para mañana lo que tal vez ya no me pertenezca...?.
Te tomo por el talle y te alzo hacia el lugar de la luz.
Dios bendiga hoy cada tropiezo que me acerca a su naturaleza.
¿En qué  momento dejaron de tener sentido estas palabras?:
¿mientras la brisa,
cuando la flor,
al encontrarlas...?.


jueves, 2 de mayo de 2013


                                                                            Paisajes.


Te he nadado, a veces sintiendo el frio abrazo de tus manos y en cada brazada el reencuentro con la huidiza infancia. El hombre esta condenado a los grilletes del lugar en donde nace. Y yo nací en ti. Por eso te diviso a lo lejos no como el gancho que esclaviza mis alas sino como la percha desde la que me lanzo al vuelo.
No me sabría en mi ser si de vez en cuando - a ser posible a diario - mis pies no se hunden en el perfecto abrigo de tu arena. Sin conquistar en cada jornada mi deseo de tenderme a tu lado y sentir el latido firme y sereno de tus olas bajo el sol garante de la vida.
Y he corrido por tus orillas a ese lugar que en secreto contigo comparto : tu compañía sin reproche ni desgana.
Cuando el viento levanta tu crin airada aguardo confiado aquel día de calma. Porque son tus largas tardes del verano las que brillan como el juguete mejor trimado. Y aún así todavía me reservas algún asombro : la vieja peseta, el vidrio rodado, la estrella varada y muerta.
Asombro de hombre que deja su huella sin afán de nada y confía  en seguir sintiendote como siempre te he sentido desde un momento tan temprano en que ni tan siquiera sabía decir tu nombre : mi mar.