El corazón como simiente.
La ardilla obedece al afán de la presente temporada y en su quebradiza y amenazada existencia dedica la mayor parte de su tiempo en hacer reservas para el invierno. Frutos maduros, nueces y bellotas mas algún que otro apetecible brote formarán parte de la despensa que aquí y allá irá distribuyendo bajo la atenta mirada de sus múltiples enemigos, que no dudarán en darle caza al menor descuido finiquitando asi sus servicios sin nota de agradecimientos.
Supongamos que la bellota logre sobrevivir al caluroso verano y con las primeras lluvias de otoño un delicado arbolito asomara por entre la hojarasca. He aquí el asunto.
Y de no ser así, ¿ por qué criticar la acción de hongos y parásitos sobre el fruto que a la postre también tienen un plan como la ardilla o el azor?.
De todas formas la intención de la ingenua ardilla no es preservar el fruto para que pueda ser origen de un nuevo árbol y su actividad y efectos dista bien poco de la de bacterias e insectos.
Pero a todo esto y luego de considerar a estos naturales actores no puedo si no abastecerme de este cúmulo de aspectos que rodea al evento que es uno mas de la singular naturaleza y quizá el menos relevante de aquellos que acontecen cerca de nosotros, para hilvanar unas simples especulaciones.
Si fuera ardilla, ¿ dónde guardaría todo aquello que espero conservar para el futuro?. ¿ Qué o quienes me contemplan amenazantes con el firme propósito de desbaratar mis planes y echar por tierra tanto proyectos como esfuerzos ?. ¿ Qué mefiticos ultrajes pueden corromper mis intereses en tener un mañana para los frutos de hoy ?. Y por último, si finalmente mis enemigos no me permiten alcanzar el futuro ¿ por qué preocuparme del éxito de mi despensa si al fin y al cabo no seré yo el beneficiado de su contenido luego de ir y venir, bajo el vendaval de los días y los chasquidos de la noche, denodadamente de aquí para allá como ingenua ardilla acumulando provisiones para una eventual supervivencia?.
La razón de este relato es subrayar las dos características fundamentales que abre ante nosotros la realidad contingente del futuro :
- Que de poco vale hacer reservas para un porvenir inexistente.
- Que hay que hacer acopio responsable para disfrutar de un mañana dichoso.
Lo terriblemente hermoso es que ambas consideraciones no se anulan si no que se sustentan la una sobre la otra. En una damos la razon a los parásitos y en la segunda nos bendice la posible germinación de un árbol.
Elijan ustedes la que más le convenga.
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