viernes, 19 de julio de 2013

Boca abajo.

No tiene sentido imponer a los objetos una determinada postura tan sólo porque despierta en nosotros una oscura interpretación del efecto.
Los vasos no pueden respirar boca abajo, todo el mundo lo sabe.
Al menos yo se lo oí decir a uno cuando un día, distraídamente, lo deposité sobre la inhóspita bayeta escurreplatos. Me miraba al principio como quien espera que inmediatamente el error cometido fuera enmendado. Pero no siendo así y pasado un rato - calculo que unos cuarenta minutos - mientras me disponía a ver la tele oí un ruido en la cocina que me hizo girar visita a aquella dependencia.
En el suelo, los fragmentos rotos ( supongo que a todos os habrá pasado que siempre hay más fragmentos que vaso ) del pobre yacían desordenados en profundo y definitivo silencio.
Sencillamente dejó de respirar y murió. Lo de " oí decir " era un adorno literario, vosotros comprenderéis ...

Días después tuve que comprar veneno para ratones. Aún así creo que es una lástima dejar cualquier cosa boca abajo. Abre mas posibilidades al infortunio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario