martes, 30 de julio de 2013

Dios es el Principio y esta en el origen de todas las cosas, pero se manifiesta al final de la existencia de cada una de sus criaturas, como si jugara a ponernos a prueba acerca de esta certidumbre, sabiendo como sólo el conoce, de que  impaciente y fatal materia estamos construidos.

¿ Por qué espera que todo cuanto existe acate ese criterio constructivo ?. ¿ Acaso no le fue suficiente la revuelta de los ángeles con los tristes efectos por todos conocidos ?.

Además, todo final es una la,entable despedida, una pérdida, una baja entre las filas de los mortales. Pienso en mi perro : su falta de conciencia le hace llevar una vida a salvo de dudas y contradicciones. Y sin embargo, en todo su comportamiento hay un esbozo de esa manera de hacer sus cosas que tiene Dios. Su ir pediendo el interés por el juego, en preferir sentir el paso del tiempo en un duermevela a medio camino entre la vigilia y la inconsciencia. De hecho pienso que los perros en un momento empiezan a despedirse porque siente ese final en el que su auténtico Amo, el que verdaderamente le ama, dice su nombre y empieza a hacerse su amigo.

Pero nosotros, los que intentamos poner nombre a todo sin antes llegar a conocer nada en su profundidad, nos lanzamos a la busca de lo que se halla un paso mas allá de nuestra experiencia. ¿ Será que la vida es un espejo y en el esta incluida la imagen del otro lado en la que aparecemos sin poder ver nuestro envés por una carencia de nuestros sentidos ?.

La lógica de la paciencia no existe. Toda espera es insufrible y cuanto mayor sea el desafío a nuestro entendimiento mayor es el desespero que genera y mayores los desencuentros a los que nos enfrentamos.

Dios se  manifiesta en el final de todas las cosas. Entonces, la vida, ¿ que sentido tiene sentir sed de algo durante el gozo de la vida si para saciarla hemos de esperar a que se acaben nuestros días, conociendo que sólo así lograremos resolverla ?.


No hay comentarios:

Publicar un comentario