jueves, 8 de agosto de 2013
miércoles, 7 de agosto de 2013
No sé dónde en cierta ocasión leí la siguiente frase : " la plenitud es un raro hallazgo solo al alcance de almas extraviadas ".
En seguida comencé a digerir una afirmación que por de pronto reúne en escasas palabras varias aseveraciones.
A modo de índice estas vendrían marcadas por los siguientes términos : plenitud, raro, hallazgo, alma y extraviada.
Comenzando por la primera, considero que la plenitud es una exaltación consciente de la realidad instantánea.
De la segunda bien podría decirse que lo que se da en escasas y arbitrarias ocasiones en el fondo no existe y es producto obvio de la imaginación.
Por su parte, creo que un hallazgo es el tropiezo sublimado, algo así como elevar a los altares de la experiencia un hecho profundamente anodino que por extrañas circunstancias brilla de modo portentoso debido sin lugar a dudas a su intrascendente entorno.
El alma o soplo que aligera al cuerpo de la fatigosa carga de lo físico es la atmósfera donde respiran los pensamientos. En caso de fuga se acabó la luz de la inteligencia y la materia cobra un lugar preeminente. Sucede mucho.
Para concluir, el extravío es el estado propio del ser pues carece de coordenadas lógicas y toda su actividad depende de máximas azarosas y caprichosas leyes que le son impuestas.
No habré de dejar este capítulo experimental en esta tarde calurosa sin exponer mi nuevo orden que relacione de otra manera igualmente fallida y tal vez, también ingeniosa, a cada una de los anteriores conceptos-palabras. Así podría decir :
Un día, al sentirme extraviado comprobé que mi alma era el mayor y único hallazgo que por raro que parezca no produjo en mi ánimo la plenitud debida sino la sensación de que por fin mi sombra me dio alcance.
Y es sólo un ejemplo.
En seguida comencé a digerir una afirmación que por de pronto reúne en escasas palabras varias aseveraciones.
A modo de índice estas vendrían marcadas por los siguientes términos : plenitud, raro, hallazgo, alma y extraviada.
Comenzando por la primera, considero que la plenitud es una exaltación consciente de la realidad instantánea.
De la segunda bien podría decirse que lo que se da en escasas y arbitrarias ocasiones en el fondo no existe y es producto obvio de la imaginación.
Por su parte, creo que un hallazgo es el tropiezo sublimado, algo así como elevar a los altares de la experiencia un hecho profundamente anodino que por extrañas circunstancias brilla de modo portentoso debido sin lugar a dudas a su intrascendente entorno.
El alma o soplo que aligera al cuerpo de la fatigosa carga de lo físico es la atmósfera donde respiran los pensamientos. En caso de fuga se acabó la luz de la inteligencia y la materia cobra un lugar preeminente. Sucede mucho.
Para concluir, el extravío es el estado propio del ser pues carece de coordenadas lógicas y toda su actividad depende de máximas azarosas y caprichosas leyes que le son impuestas.
No habré de dejar este capítulo experimental en esta tarde calurosa sin exponer mi nuevo orden que relacione de otra manera igualmente fallida y tal vez, también ingeniosa, a cada una de los anteriores conceptos-palabras. Así podría decir :
Un día, al sentirme extraviado comprobé que mi alma era el mayor y único hallazgo que por raro que parezca no produjo en mi ánimo la plenitud debida sino la sensación de que por fin mi sombra me dio alcance.
Y es sólo un ejemplo.
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